El comercio mundial de flor cortada mueve valores cercanos a los nueve billones de dólares USD cada año. Si bien el negocio se concentra en un puñado de países, lo cierto es que las flores y follajes cortados cada vez alcanzan más rincones del mundo, a medida que es posible extender su vida útil mediante un adecuado manejo de poscosecha y se dispone de mejores opciones de transporte.
Durante la última década el comercio internacional de flores cortadas ha sufrido altibajos, particularmente en 2015 cuando una compleja situación política y económica afectó de manera marcada las importaciones rusas y la inestable situación del euro impactó las importaciones desde Europa.
Entre 2016 y 2019 se observó una recuperación sostenida; la pandemia frenó un poco el crecimiento en el 2020, pero su impacto fue mucho menor al inicialmente esperado. De hecho, en lo que va corrido de 2021 se observa una franca recuperación y en muchos casos los exportadores reportan el mejor nivel de ventas en muchos años.
Importadores
Estados Unidos es actualmente el importador de flores más grande del mundo, posición que algunos años disputa con Alemania. Holanda es otro gran importador, que al ser un gran centro de distribución, re-exporta flores hacia el resto de Europa y algunos países asiáticos.
Otros importadores relevantes son el Reino Unido, Dinamarca, Francia Japón, Rusia y Suiza. Durante la última década el comercio de flores se ha difundido alrededor del mundo al punto que en la actualidad más de 100 países en todos los continentes reportan importaciones.
Exportadores
Holanda ocupa el primer lugar entre los exportadores de flores con una participación en el mercado cercana al 50% (incluye re-exportaciones). Colombia, Ecuador y Kenia ocupan el segundo, tercer y cuarto lugar respectivamente y nuevos países como Etiopía han ingresado recientemente a este escenario.
Las rosas, los claveles y los crisantemos comprenden una gran proporción de las flores exportadas, pero hay una clara tendencia a la diversificación: actualmente se negocian más de 50 tipos de flores en diferentes presentaciones, incluyendo ramos o bouquets que se venden en los supermercados, listos para llevar a casa.
Por otra parte, aunque los países productores exportan de preferencia a aquellos destinos que tienen más cerca – por ejemplo Colombia a Estados Unidos o Kenia a Europa – a medida que ha ido perfeccionándose el manejo de la poscosecha y por ende se ha extendido la vida útil de las flores, se hace posible llegar a destinos cada vez más distantes. Lo anterior incluye no solamente el punto de corte y los tratamientos de pososecha, sino el acceso a una continua y adecuada cadena de frío y a condiciones óptimas de transporte.
Cómo llegan las flores hasta el consumidor final?
Desde que se iniciaron las exportaciones de flores a larga distancia, el transporte aéreo fue la opción imprescindible para hacerlas llegar oportunamente y en buen estado hasta el país comprador. En muchos casos se utilizan aviones exclusivamente de carga, pero también es muy frecuente enviar cajas de flores en vuelos de pasajeros.
La cadena de frío – desde el momento del empaque hasta la recepción en destino – es de vital importancia; de ahí que sea necesario contar con cuartos fríos en las fincas productoras, transporte hasta el aeropuerto en camiones refrigerados, cuartos fríos en los aeropuertos donde almacenar las flores hasta último momento y condiciones óptimas en la bodega del avión.
La cadena por supuesto continúa en el lugar de destino, pasando por los centros de distribución y hasta llegar al consumidor final. Este cuidadoso proceso, junto con un adecuado manejo que viene desde los invernaderos donde crecen las flores, es el secreto para poder ofrecer flores con vida útil de 2 a 3 semanas – con frecuencia más.
Desde hace algunos años se viene desarrollando una nueva y atractiva opción de transporte para las flores cortadas que para muchos aún parece de ciencia ficción: el transporte marítimo. Si bien no es una tecnología nueva – se ha usado para transportar productos frescos perecederos (frutas y verduras) desde hace décadas – su utilización para el transporte de flores cortadas no era tan común.
Un buen trabajo de adaptación ha convertido el transporte marítimo en una excelente alternativa para el transporte de flores a larga distancia.
Para mantener una buena cadena de frío, los contenedores marítimos son empacados directamente dentro de los cuartos fríos. Su espacio interno debe enfriarse a la temperatura indicada (1-2º C) y contener una atmósfera modificada – con alta concentración de CO2 y baja O2 – que reduce al máximo posible, o incluso detiene, los procesos de respiración y maduración de la flor.
Los contenedores son cargados en camiones refrigerados y transportados por vía terrestre hasta el puerto marítimo donde son transferidos al barco que ha de llevarlos a destino. Desde Colombia, este proceso se logra exitosamente en 7 a 11 días hasta Estados Unidos y 22 a 24 días hasta Europa. La flor llega en perfecto estado, siendo necesario un proceso cuidadoso de “reanimación” para devolverlas al ambiente normal donde continúan su proceso natural de apertura.
En el caso de Colombia y Ecuador, los costos de transporte se reducen entre 15 y 20% con respecto al transporte aéreo a EEUU, y 40% o más en comparación con los fletes aéreos a Europa y Asia, lo que lógicamente generó una fuerte acogida por parte de los exportadores.
El transporte marítimo creció inicialmente de forma vertiginosa, doblándose entre 2018 y 2019 en Colombia y Ecuador; creció también significativamente en Kenia donde se utiliza para surtir el mercado asiático.
Sin embargo se han encontrado una variedad de retos:
– La inspección fitosanitaria o de cualquier otro tipo debe hacerse en origen, antes de empacar las flores, para evitar a toda costa abrir los contenedores.
– Para garantizar flores de perfecta calidad, es ideal que el contenedor esté completamente lleno, ojalá con cajas que contengan un mismo tipo de flor. Esto supone en promedio 800 cajas de flores por envío, algo que solamente empresas muy grandes son capaces de alcanzar. La solución es consolidar pedidos de varias empresas, con las consecuentes complicaciones logísticas que ello puede implicar.
– Suplir con eficiencia pedidos de última hora se vuelve imposible – el transporte marítimo no es rápido, requiere programación y buena planificación.
– El transporte terrestre es difícil, largo y costoso en algunos países que exportan flores.
– La capacidad instalada y la infraestructura en los puertos no siempre es óptima o suficiente; esto incluye los puertos de llegada donde deben existir trámites aduaneros rápidos y eficientes. El personal encargado de las labores de carga/ descarga debe estar bien capacitado
Con la pandemia se han presentado dificultades adicionales, inherentes al comercio internacional, como la escasez de contenedores, la interrupción de rutas y otros.
En síntesis, el transporte marítimo es una buena alternativa para el comercio internacional de flor cortada, sin embargo no podría reemplazar por completo el transporte aéreo.
Puedes aprender más acerca de «El comercio internacional de flor cortada y el transporte marítimo» en la proxima sesión de Charlas en la Biblioteca de horticultura. Para participar de las Charlas en la Biblioteca, accede al canal de YouTube de Poscosecha el día martes 9 de noviembre a las 16.30 h.