Este incremento ya había sido anticipado por el Comité de Cerezas de Chile de la Asociación de Exportadores de Fruta (Asoex), que el 10 de diciembre presentó una segunda proyección para la temporada 2020-2021, estimando que la producción y exportación de cerezas frescas totalizará 316.184 toneladas, reflejando un incremento de 38,3% respecto a 2019-2020, lo que marcaría un récord de envíos.
En Ñuble, la cosecha comenzó en noviembre, en Quillón, con la variedad Early Burlat, que se comercializa en el mercado interno, y la última semana de noviembre comenzó la cosecha, en la misma comuna, de variedades de exportación, como Santina. Posteriormente se sumaron los huertos de San Carlos, Coihueco y Ñiquén, entre otras comunas, donde la cosecha concluye esta semana.
“Ha sido una temporada muy positiva, en mi huerto ubicado en Las Tijeras, en Coihueco, logré un rendimiento promedio de 12 toneladas por hectárea, y la temporada pasada fueron siete”, resumió la experta, quien detalló que con las variedades Lapins y Sweet Heart logró 12-15 toneladas.
La profesional reconoció, sin embargo, que “como hace tanto tiempo no teníamos un año tan bueno, hicimos pocos raleos, por lo que tuvimos problemas de sobrecarga en muchos huertos, y eso significó ciertos problemas de calibre en algunas variedades”, un tema no menor si se considera que China no recibe cerezas de un tamaño inferior a 26 milímetros (extra grande).
Por su parte, el presidente de Asoex, Ronald Bown, indicó que “la industria de la cereza en Chile sigue creciendo, así como también aumenta el trabajo serio y responsable de cada productor y exportador, especialmente en el marco de la pandemia por seguir cumpliendo con los protocolos de seguridad e inocuidad”.
Factores
Yáñez postuló que los buenos resultados se atribuyen a que no hubo heladas importantes al finalizar el invierno, a una buena primavera, con un buen periodo de floración sin lluvias y luego un buen periodo de maduración, “y solo al final tuvimos algunas lluvias que generaron un poco de daño”.
Subrayó, además, la incorporación de más tecnología en el manejo. “En mi caso, la temporada anterior comencé a utilizar un sistema de control de heladas con el uso de hélices (máquinas de viento) y eso contribuyó a que este año no tuve daños”.
Mercado
China sigue siendo el principal destino de las cerezas chilenas y se calcula que esta temporada concentrará el 95% de los envíos, especialmente durante el periodo del Año Nuevo Chino, que se celebrará el 12 de febrero.
Y si bien hay optimismo también sobre los precios, que según dijo Yáñez, hasta el momento han sido muy parecidos a los de la temporada anterior, en que se pagaban cinco dólares por kilo, aunque bastante volátiles, también reconoció que existe incertidumbre respecto del impacto que pudiera tener en la demanda de cerezas un rebrote de contagios de Covid-19 en China y nuevos confinamientos. “La temporada pasada logré vender el 80% de mi producción antes que estallara la crisis en China, a cinco dólares por kilo, pero el 20% restante que llegó después se pagó a US$1,5”, recordó.
Consultada por el impacto de una eventual sobreoferta, derivada de la mayor producción, planteó que es muy difícil anticipar eso, y recordó que el año pasado también se temió una situación similar. “No creo que pase eso, va a depender mucho del trabajo que se haga allá”, señaló, aunque también reconoció que los pronósticos más pesimistas plantean una caída de 20% en los precios.
Acotó, además, que esta temporada aumentaron los costos de cosecha (transporte, cosecheros y logística) en torno a 20%, donde ha sido clave la escasez de mano de obra y la implementación de protocolos Covid.